Deseo mostrarles que el destino, indiferente, ante cualquier
ilusión, conduce nuestra vida en la dirección que él determina. Y como
nosotros, almas rebeldes que intentan escabullirse de su red, no podemos hacer
otra cosa que intentar cambiar su trayectoria. El día llegará, inexorable, en
que nos demos cuenta de que el camino está marcado y que no podemos hacer otra
cosa más que seguirlo. Pero para mí, por ahora, ese momento no ha llegado. Yo
soy un alma rebelde.
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